Desvaríos de una mente desocupada, El síndrome de las manos inquietas, La gran aventura sueca, Personal

Arena

Llevo un rato meditando acerca de 2011 y, por más vueltas que le doy, no consigo dar con la de cal, aunque sí veo muchas de arena. Esto se debe en parte a que soy una optimista convencida y en parte a mi memoria selectiva, que hace que los malos recuerdos se borren rápidamente…

Empezó 2011 con mi primer triunfo lanero, que, para ser sinceros, me llenó de expectativas que no se han terminado de cumplir. Así que, primera lección aprendida: no dejar que el triunfo se me suba a la cabeza.

En febrero llegó el primero de los muchos viajes que he hecho este año (para mi estándar, claro). Segunda lección aprendida: en las aerolíneas, como en la vida, «busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo«.

Como quien no quiere la cosa llegó marzo y, con él, el tan ansiado momento. Tras una operación más molesta de lo que me esperaba y un post-operatorio bastante aparatoso, llegó el día en que, después de años y años, conseguí dejar gafas y lentillas atrás. Hoy, a nueve meses de la operación, puedo decir que veo como un lince y que no podría estar más contenta. Tercera lección aprendida: para ganar hay que arriesgar.

Abril llegó tranquilo, sin grandes sobresaltos en mi vida, que yo recuerde ahora. Seguía con mi rutina de clases de costura, traducciones, clases particulares, (poco) punto, (no mucho) gimnasio y paseos por la ciudad de la que sabía que en breve me despediría. Cuarta lección aprendida: si algo funciona, mejor dejarlo estar.

Con mayo llegó el calor y, valga la contradicción, recuperé mis ganas perdidas de tejer, de tocar agujas, de sumergirme en lana. Con mayo llegó también la esperanza, en forma de movimiento social, y en forma de entrevista de trabajo para mi otra mitad. Quinta lección aprendida: querer es poder, aunque los cambios grandes precisan de más tiempo y esfuerzo.

En junio puse a prueba mi paciencia tejiendo el archiconocido citron y llegaron las buenas noticias. Fue el principio de la cuenta atrás de unos meses en los que hubo mucho que hacer. Sexta lección aprendida: quien teje un cesto, teje un ciento.

Con julio el calor se hizo insorportable y la situación rayó en lo insostenible para mí. Si ha habido un mes malo este año ha sido julio y precisamente por eso, por el calor que me aletargó hasta lo indecible, y que me hizo relajarme, sentarme, comer y engordar, abriendo las puertas a una batalla que hoy en día sigue siendo encarnizada. Séptima lección aprendida: aún lo más común puede pillarte de sorpresa si bajas demasiado la guardia.

Agosto fue el mes de las cajas por antonomasia. Colocamos, clasificamos, empaquetamos, descartamos, hicimos viajes y viajes a Córdoba y al contenedor de basura, limpiamos y limpiamos rincones que ni sabíamos que estaban sucios. Octava (y quizás más importante) lección aprendida: no al síndrome de Diógenes, lo que acumulas hoy, alguien tendrá que empaquetarlo mañana.

¡Septiembre, oh, septiembre! Instalada en casa de mi madre en Córdoba, el mes de septiembre se pasó como quien no quiere la cosa entre organizar mis cosas, planear mi viaje y aprovechar de una rara coincidencia espacio-temporal para disfrutar de mis amigas como hacía años que no lo hacía. Además a final de mes fui objeto de una fiesta sorpresa con gente de dentro y gente que vino de fuera… Novena lección aprendida: pese a lo que diga mi abuela, se puede y se debe mantener a los amigos.

Con octubre llegó la mudanza, el cambio de aires, el darme cuenta de que estaba definitivamente lejos y que me iba a perder muchas cosas (como un nacimiento muy especial), la primera parte del proceso de adaptación y, aunque hubo malos ratos y lágrimas y enfados, asumo todo eso como parte natural de lo que estoy viviendo y como un mal necesario para llegar a donde quiero. Décima lección aprendida: a quien algo quiere, algo le cuesta.

Noviembre vino con una nueva mudanza, con la sensación de estar realmente en casa y con el descubrimiento de una pasión por la lana que antes no sentía. Seguí descubriendo tiendas y hasta un festival, acumulando y tejiendo, pero sobre todo acumulando. Y seguí luchando por adaptarme a esto, por arrugarme lo menos posible… supongo que no siempre lo conseguí, pero, insisto, es parte el camino. También trajo noviembre unas esperadas elecciones y un resultado no por más esperado menos decepcionante, con pequeña pérdida de la esperanza en la raza humana incluída. Undécima lección aprendida: no hay que volverse loca comprando lana.

Y diciembre, con el frío (pero sin nieve), la oscuridad, y un revés laboral acompañado por un pequeño apuro económico, me trajeron un poquito de tristeza y quizás me dejé hundir un poco más de la cuenta. Pero llegaron las navidades y pude coincidir en España con mucha gente (no con todos, por desgracia), y el sol me dió migrañas pero también energía. Duodécima lección aprendida: always look on the bright side of life (aunque dé migraña).

Bueno, a lo tonto a lo tonto, me ha salido una entrada más larga que un día sin pan 🙂

Propósitos de año nuevo no me hago (¿para qué?), o al menos no los hago públicos para no tener que tragarme mis palabras, pero tengo varias cosillas en mente que espero ser capaz de sacar adelante este año que entra.

Y, a falta de un día y poco para que caduque 2011, os deseo a todos un muy buen año y, como mínimo, que la cosa no vaya a peor (que visto lo visto ya es mucho pedir).

Un beso grande y gracias por haber estado aguantándome 🙂

10 comentarios en “Arena”

  1. Y gracias a ti por estar compartiendo tus experiencias!
    Yo creo que ha sido un año bien aprovechadito, y piensa que el tiempo es relativo. Quién inventó el reloj y el calendario no estaba pensando en estos balances que hacemos 😉
    Bss

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  2. Me gusta mucho tu optimismo. Me quedo con eso y con tus conclusiones mensuales ….
    Así que si, ¡FELIZ 2012! porque te lo mereces, y el momento tristeza pasará pronto ¡seguro!, espero que sea uno de tus propósitos para este nuevo año …
    Un abrazo cálido (de esos de achuchar)
    SIONA

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  3. Si han sido doce lecciones aprendidas, y doce muy valiosas por lo que veo, este año ha merecido la pena! Y mucho.
    Enhorabuena por esta entrada tan bonita, y Feliz 2012 a ti también.
    Un abrazo.

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  4. no he sido nunca de hacer balances (por si acaso me sale en nº rojos) pero me gusta mucho el tuyo, veo que ha sido un año movido, y lleno de experiencias.
    ojalá puedas llegar a ver realizados todos tus propósitos para este 2012!
    por mi parte te digo que me encantó conocerte, y espero poder seguir leyendo tus anécdotas/historias/aprendizajes porque los disfruto muchísimo!
    un abrazo grande!

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