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Mithril

Porque ir al Monte del Destino a fundir el anillo único no debería estar reñido con el glamour, os presento… ¡mi poncho de mithril! Una prenda versátil que lo mismo sirve para brillar con luz propia en una matanza de orcos que para asistir a una fiesta de gala en el mismísimo Rivendel.

Encuentra las 7 diferencias:

Bueno, sin disiparme, la cosa es que me he tejido un poncho (qué poco me gusta la palabra poncho, por cierto) de mithril, si entendemos por mithril la mezcla de lino y rayón que compré en una Mercería de esas que huelen a viejo en un callejón de Cracovia, allá por 2012. El problema de la lana (hilo en esta ocasión) adquirida como souvenir es a menudo encontrar el patrón ideal, sobre todo cuando, como en este caso, es relativamente complicado conseguir más metros.

Hasta que, cuando menos lo esperaba, aparece en mi vida el patrón del Chal/ Poncho Emilia, de Emilia Ménendez para Devanalana. Si no lo conocéis os recomiendo que le echéis un vistazo, porque es una auténtica golosina (¡¡y gratuito!!) 🙂

Manejar el hilo no fue particularmente fácil, la verdad. Si observáis la foto anterior se aprecia que es un hilo bastante tieso y que el 30% de rayón que contiene, en lugar de estar hilado junto con el lino, hace como una «redecilla» que lo recubre. Esto hace que sea bastante resbaladizo y dificulta la tarea.

Pero el resultado me encanta, así que todos los sudores han merecido la pena. Lo malo es que, de momento, no veo ocasión para estrenarlo. No sé si en las fotos se aprecia, pero entre el diseño y el brillito del hilo, resulta un poco demasiado fino para usarlo como prenda de diario (definitivamente necesito que me inviten o bien a una recepción en la embajada, o al Abismo de Helm).

Los jueves, por cierto, son RUMS 🙂

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